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Z212: ¿UNA ODISEA INUSUAL?

Publicado: 2012-04-12

Z212: ¿UNA ODISEA INUSUAL?

LAACCESIBILIDAD Y LO ACCESIBLE EN

CONTRASTE DINÁMICO.

Cada que me han acontecido situaciones

similares, me he hecho elementalmente dos

preguntas, ¿en qué me he equivocado esta

vez?, ¿cuál es la solución para que no se

repita?, a veces he temido, estarle dando

demasiada importancia a detalles, elevando

el real peso específico que estos tienen.

Mis respuestas no son muy diferentes para

cada caso, pensando en soluciones se me

ocurren desde "un perro guía" para

movilizarme, pasan por un "GPS PAD" o algo

que se le paresca para espacios cerrados,

hasta un guía humano. Mis observaciones,

casi siempre son las mismas,El perro no

sabe leer ni aprenderá, la alta tecnología

no funciona bien en el desórden, y no hay

nada más vitalizador que la autonomía,

coinsidir con alguien que o va por la

misma ruta o va al mismo lugar es

fantástico pero fortuito, pagar un

asistente permanente es sencillamente

inviable, además subordinar tus

actividades, tu desarrollo personal y tu

vida a la voluntad de alguien porque no

puedes pagarle es indigno, ¡mejor morir!.

Sucedió ayer 11 de Abril, todo porque hay

una muy mala costumbre no sé si atribuible

a cual de los colectivos, si a los

limeños, a los peruanos, o a los latinos,

la que consiste en responder sin pensar y

en añadido no aprendemos, no encontramos

el "como", confrontar el antagonismo de

conversar con un "bien ubicado" o con uno

que "no sabe dónde está parado", no

tienen etiquetas ni nada que los

diferencie entre sí y estos últimos, "los

que no saben dónde están parados", ejercen

irresponsablemente su libertad de

expresión. Por la tarde, la

organizadísima profesora Borneck de

Seminario de Tésis I. pasó un mail con la

rutina para la clase que solemos tener

todos los Miércoles, había temporizado las

asesorías para discutir nuestro primer

informe, nos esperaría en el aula 212 que

es la que tenemos asignada. A Esperanza

Villafuerte, o sea a mí, le asignaron el

horario de 19:20 a 19:40, eso me caía

como anillo al dedo, me daba tiempo para

resolver algunas de las cientocincuentamil

cosas pendientes. Calculo que debo haber

llegado como a 19:10 a la Universidad,

estaba consciente que mi tiempo era

limitado pero llegaría a tiempo. Hice el

camino que siempre hago hasta el Pabellón

Z donde tenemos nuestra clase y

aparecieron dos bien intencionados pero

bastante despistados muchachos que me

ofrecían ayuda para pasar un obstáculo, me

sugirieron acompañarme por otra vía

presuntamente más despejada, yo tengo por

política no permitirle a nadie que altere

mi ruta y desconfío. Generalmente

desestimo el cambio, pero esa actuación me

rodea de anticuerpos, la gente de

inmediato me etiqueta como neurótica, por

decir lo menos, estoy intentando practicar

lo que predico, "la asimilación paulatina

pero proactiva de conductas que afirmen

nuestra inclusión", por esa razón de un

tiempo a esta parte estoy procurando

mejorar mi contacto con el mundo, y en

contra de la costumbre, acepté. Sin

embargo, noté que habíamos caminado algo

más de lo usual, así que me detuve y les

recordé a mis acompañantes ocasionales que

yo iba al pabellón Z. Identifiqué la

entrada del edificio e insistí -éste es,

ellos me replicaron no, este es el H. Yo

insistí y atendiendo ellos esa insistencia

preguntaron hasta a 3 personas, las tres

personas interrogadas dijeron que es el H,

increíble pero cierto. Caminamos algo

más, yo seguía dudosa, me dejaron en el

asensor, el asensor al llegar dijo "piso2"

pero no dijo de qué pabellón. Ya en el

piso 2 busqué el 212, las aulas tienen un

identificador con los números en relieve y

ligeramente grandes como para ser

explorados con los dedos, -no es Braille-,

pero a mí me sirve, este identificador

está adherido a la parte alta, o de la

puerta de atrás o de la puerta de

adelante, que por mi estatura puedo

levantando el brazo leer con la mano, abrí

la puerta, había un profesor, entonces

pensé tal vez me he confundido y es en el

214, porque también tengo clases en esa

aula, así que busqué el 214 y abrí la

puerta,.... encontré a otro profesor.

Habían unos jóvenes sentados en la banca y

les pregunté, ¿chicos, este es el pabellón

Z? -sí, me contestaron en coro,

desconcertada, llamé a la oficina de la

Escuela de Gobierno, para averiguar si

había algún cambio que yo no conociera, me

atendió la amable Nely Quispe, me confirmó

que todo estaba tal y como se había

planeado, entonces le comenté que había

entrado tanto al 212 como al 214 y que en

ambas aulas habían profesores varones y

nada de nada de la profesora Borneck.

Nely se mostró muy solidaria y preocupada,

-conducta que valoro y agradesco-, me

propuso comunicarse con el conserje y que

así averiguaría lo que estaba sucediendo y

se volvería a comunicar conmigo.

¡Conserje!, Nely había dicho la palabra

clave, lo busqué, al que apareciera,

desafortunadamente, no lo encontré.

Regresé al aula 212 y la volví a abrir,

entonces el profesor sorprendido muy

atento, me preguntó ¿qué clase está

buscando?, le contesté misma robot,

-Seminario de tésis I. con la profesora

Borneck aula Z212, él respondió, muy

seguro, este es el 212 pero del Pabellón

H, le dí las gracias y le pedí disculpas

por la interrupción. De inmediato regresé

al asensor, salí del edificio y me

dispuse a tomar el camino al Z. Dos

niñas se acercaron y me ofrecieron

compañía, traté de disimular la

mortificación por lo anteriormente

acontecido, para no confundirlas, sin

embargo, les pregunté para evaluarlas,

¿cuál es este pabellón del que estamos

saliendo?, -ellas me dijeron que el H,

luego volví a preguntarles, -si conocían

el pabellón Z - ellas me respondieron en

afirmativo.

Cuando llegué a mi clase eran ya casi

20:00. La profesora aceptó mis excusas,

comprendió mi situación y me reprogramó la

asesoría, salí al lady's room para

recuperarme y... en eso estaba cuando

sonó mi teléfono, era Nely Quispe, que me

confirmaba una vez más que todo se

realizaba sin novedad, me sentí muy

acompañada por esa llamada, le agradecí,

traté de resumirle lo que había sucedido y

nos despedimos. ¡todo porque -los que no

saben dónde están parados o sentados

hablan con una seguridad que da envidia!


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